La iglesia tiene un problema maravilloso en el que muchas personas se acercan para recibir el regalo del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Debido a esta necesidad, los Ministros Extraordinarios de Eucaristía ayudan a distribuir el Cuerpo y la Sangre durante nuestra liturgia. Por la Eucaristía estamos llamados a tomar y comer y tomar y beber, pero también a convertirnos en lo que consumimos. Una forma de comenzar tal servicio es no simplemente contemplar al Cordero de Dios, sino presentarse en un servicio humilde para traer a Cristo unos a otros. Si se siente llamado a servir en esta capacidad, comuníquese con Gracemarie Torzala.