¿Qué podría ser más importante que la forma en que recibimos y tratamos a quienes atraviesan las puertas de nuestra iglesia? El Ministro de Hospitalidad juega un papel tan vital como el rostro de nuestra iglesia, ya que a menudo es la primera experiencia que tendrá un visitante. Los ministros de hospitalidad deben aceptar y vivir plenamente nuestra declaración de misión en el sentido de que “vemos a Dios en todos y respondemos con compasión y servicio”.
Saludar a las personas cuando entran a la Iglesia, recoger la colecta y ayudar a mantener un flujo ordenado durante la comunión son algunas de las tareas de un ministro de hospitalidad, pero lo más importante son los embajadores de San Jerónimo.
Si está interesado en ser Ministro de Hospitalidad, comuníquese con Gracemarie Torzala.